comprometidos

lunes, 6 de diciembre de 2010

PARECE SIMPLE...

Para quienes tuvieron la oportunidad de mirar en sus casas leer, de ver a sus padres con un libro en la mano, de recibir en la escuela estímulos reales para amar la lectura, parece simple el disfrute del placer que producen las letras.

El programa Quito Lee nace por una iniciativa del Alcalde del distrito metropolitano de Quito, doctor Augusto Barrera, para formar lectores en la población con menor acceso a ella.

Se trata de formar lectores, no solamente de repartir libros. Es decir, lo que se busca es facilitar que la población descubra y practique el personalísimo placer de leer.

Quito Lee llega a los ciudadanos con menos acceso a libros y menos hábitos lectores, mediante varios recursos:

Una estrategia de Animación: Un equipo de actores, artistas escénicos, narradores orales, llamado “Los panas de la lectura”, visitan los espacios públicos inquietando a la ciudadanía y generando una expectativa frente a la lectura.

Un equipo de formadores, articulados territorialmente, desde los centros de desarrollo comunitario, contactan con la población, forman clubes de lectura, desarrollan encuentros con las letras en casas de los vecinos, convierten en embajadores de la lectura a tenderos, peluqueras, mecánicos, la gente del día a día, la gente de la gente. Este es el equipo de los Marabrilladores.

Durante el programa piloto, septiembre-diciembre 2010

- Más de 100 mil libros gratuitos

- Más de 20 clubes de lectura funcionando

- 100 eventos marabrillantes

- 100 presentaciones de los panas de la lectura en espacios públicos

- Ocho semanas en el corredor de las palabras, en el programa Quito a Pie

- La moto-librocicleta, biblioteca itinerante en espacios públicos

- Los cochelibros en hospitales y sitios de espera

- Bibliotecas de libre acceso en instituciones públicas

- Árbol de poemas

- Literatura de cordel

- Senderos de microcuentos

- La carpapalabra

- Encuentros con los autores

- Talleres de lectoescritura creativa en los barrios

Cuando llegan los panas de la lectura, todo se vuelve una fiesta de la palabra

Parece Simple y, la verdad, no lo es; pero contagiar del placer de la lectura a la ciudadanía es fantástico, es maravilloso, es simplemente marabrillante.

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