comprometidos

domingo, 26 de febrero de 2012

MILLONES DE ESTRELLAS


Si por cada letra que un niño o una niña aprende vuela una luciérnaga.

Si en el fondo de la noche, cada vez que se abre un libro nace una estrella.

Si cada ocasión que una persona crece un poco, por adentro crece, se desata una locura de destellos.

Si en el azul mar de arriba brilla cada niño, cada viejo, cada mujer al salir de la escuela, o simplemente al reír, al escribir un número, o cada vez que sabe algo nuevo.

Entonces, millones de estrellas nos iluminarían; no harían falta los focos ahorradores, ni el tungsteno, ni los faroles, ni las modernas linternas de policarbonato y baterías de litio.

Simplemente, a la luz de la propia gente, veríamos iluminados los caminos, las sonrisas de los niños tendrían el color de los besos, las mujeres regarían luz por sus miradas, los viejos guardarían como un tesoro, en sus pañuelos, trocitos de luz, para llevarse a casa, para abrirlos en privado, para dejarlos volar por la noche y verlos unirse en el firmamento a otros miles, millones de brillitos personales.

Millones de estrellas. Millones de letras. Millones de pájaros en la imaginación. Millones de colores en el cuaderno de un escolar. Millones de cuadernos en los colores de un país.

Cada vez que alguien hace algo para que la educación avance, enciende no una, millones de estrellas enciende.